viernes, 16 de marzo de 2012

Hogar para la vejez



Cuando la opción es una institución 
Si permanecer con la familia  no es viable, siempre se debe pensar en cómo ese ser querido se va a sentir en la institución que eventualmente se escoja.
La decisión, además, se debe tomar en conjunto con el anciano. Sobre todo, si  está apto para entender lo que se va a hacer. Además, también se debe tener en cuenta su   grado de independencia o incapacidad para escoger un hogar. 
Esto es así porque hay ciertos niveles de cuidado que no necesariamente implican la institucionalización. Por ejemplo, obtener asistencia en el hogar, contratando algún servicio privado o a través de ayudas de agencias gubernamentales. Entre ellos,  ama de llaves,  enfermeras en el hogar o que el anciano sea participante de un centro de actividades múltiples a donde acuden por el día y regresan en la tarde al hogar. 
“La situación principal aquí es que los familiares deben estar claros de que la responsabilidad primaria de mantener una relación con su familiar es de ellos. Y deben mantener un contacto directo de qué pasa con ese familiar en el lugar que esté”, enfatiza González, mientras resalta la importancia de que siempre se tenga en cuenta la opinión del ser querido.
De hecho, las reacciones de los ancianos ante la decisión de ir a un hogar puede ser muy variada. Desde los que se sienten desarraigados, “arrancados de raíz de su comunidad, de su familia y entorno”,  hasta los que sienten alivio de estar en un lugar donde les suplen todas sus necesidades. Especialmente aquellos que  no pueden realizar las actividades básicas del diario vivir.
No obstante, también se debe tener en cuenta que para el viejo que es internado, aunque esté de acuerdo, el cambio puede ser traumático y le puede tomar un tiempo ajustarse. Por eso es tan importante, recomiendan los expertos, en que este reciba mucho cariño y no se sienta abandonado por su familia una vez sea trasladado a un hogar de cuidado extendido.  

Según la psicóloga  y gerontóloga Ada Padró González, en muchas ocasiones la persona que asume el liderato en cuanto al cuido de una persona, recibe diversas opiniones de familiares y amistades que pueden  añadir más dudas y estrés a la toma de decisión. Para evitar discusiones u otros problemas recomienda que:
•  Reúnas a todo el núcleo familiar cuya opinión sea importante para ti para explicarles  por lo que estás pasando y la posibilidad de llevar al familiar a un hogar.
•  Abras un  registro de conductas “raras” o señales  que te llamen la atención del familiar, además de todo lo que verbalice que te resulte interesante. Esto ayudará a que  el emita un diagnóstico apropiado y podrás parear el tipo de “hogar” idóneo para él.
•  Activa el equipo médico de tu pariente para que te den  recomendaciones por escrito que incluya: diagnóstico, posible desarrollo futuro de la enfermedad, historial de medicamentos y precauciones a tener con el paciente.
•  Separa en tu agenda varios espacios de tiempo, (mañanas completas o tardes) para visitar “sin avisar” cada uno de los hogares o instituciones que sean de tu interés. Solicita a alguien de tu entera confianza  que te acompañe en cada visita, preferiblemente que sea la misma persona. La visita es realmente una inspección y estas son más efectivas cuando las realizan dos o más personas.
•  Haz un listado de los criterios que observas en cada lugar para así poder evaluar   las diferentes instituciones.
•  Elabora un presupuesto que te permita establecer el límite máximo que estás dispuesto a pagar.
•  En la manera que sea posible, siempre involucra  a tu progenitor o familiar en todo el proceso desde el paso A hasta el paso Z. Debes mantenerlo informado de cada paso y el progreso de cada gestión.
•  Una vez decidas la institución a la que lo vas a llevar, comienza un proceso paulatino de adaptación. Llévalo de visita corta un día por una hora. En otro momento, déjalo de dos a cuatro horas, exigiendo al personal que le brinden atención especial. Y así sucesivamente.
Al buscar un hogar
Si buscas  un establecimiento de cuidado de larga duración, asegúrate de:
•  Pedir que te muestren todo el lugar.
•  Observa que las habitaciones y pasillos estén limpios, así como libres de malos olores. 
•  Que haya timbres u otra forma de avisar al personal en caso de emergencia. 
•  Los pasillos deben tener barras de apoyo. 
•  Que haya agua fresca en las habitaciones. 
•  Que los residentes tengan sus pertenencias y artículos de uso personal accesibles. 
•  En los cuartos comunes debe haber cortinas o biombos que provean privacidad.
•  Las camas deben tener barandas
•  Menú certificado por una nutricionista-dietista licenciado. 
•  Plan de actividades que fomente la socialización de los residentes. 
•  Se ofrezca ayuda a los residentes que lo necesitan a la hora de comer. 
•  Que las licencias y endosos del establecimiento estén en un lugar visible. 
•  Que el residente reciba un trato digno. 
•  Ambiente acogedor y de cordialidad y que sea lo menos restrictivo posible. 
•  Que estén accesibles los servicios médicos, dentales, terapias y otros con prontitud.
http://www.elnuevodia.com/hogarparalavejez-1204968.html