miércoles, 18 de abril de 2012

El FMI está preocupado porque la gente vive más años


El FMI está preocupado porque la gente vive más años y no por el descenso de la cantidad de nacimientos [2012-04-13]


[SdeT] El Fondo Monetario Internacional está preocupado por los problemas que asechan a la seguridad social de los países y llama la atención sobre que la gente está viviendo más tiempo del esperado y eso aumenta los costos de los sistemas de retiro.
Pero curiosamente “hace que no ve”, lo mismo que la mayoría de los organismos de la ONU, que el verdadero descalabro se está comenzando a producir porque la natalidad está cayendo y la mayoría de las economías no pueden reponer, en la misma proporción, a quienes mueren, lo que se traducirá en un descenso brusco de las personas en edad de trabajar en una década y menos cotizantes para cubrir el costo de la seguridad social.
La agenda de reducción de la población que promueven los organismos internacionales, a través de fuertes políticas antinatalistas (aborto, anticoncepción, esterilización), sumado a la ideología de género que lleva a las mujeres a privilegiar su carrera en lugar de la maternidad,casamientos tardíos por crisis económicas y la homosexualidad que quita personas del sistema de reproducción, son las causantes de este “invierno demográfico”; que además tiene consecuencias en el aumento de los costos de los sistemas de salud y en las innovaciones.
El efecto ya se está viendo en los sistemas de salud. Cada vez son más las denuncias de que organizaciones de salud son remisas con la salud de los ancianos, por el costo aplicado a una escasa esperanza de vida del paciente, en comparación con una mayor esperanza de vida si esos fondos se aplicaran a la salud de personas jóvenes.
Y también llama la atención que no haya menciones más explícitas, en el informe del FMI, a la posibilidad de sistemas de capitalización para la seguridad social, ya que las recomendaciones se refieren a los sistemas de reparto o solidaridad intergeneracional.
“Vivir hoy más años es un hecho muy positivo que ha mejorado el bienestar individual. Pero la prolongación de la esperanza de vida acarrea costos financieros, para los Gobiernos a través de los planes de jubilación del personal y los sistemas de Seguridad Social, para las empresas con planes de prestaciones de jubilación definidas, para las compañías de seguros que venden rentas vitalicias y para los particulares que carecen de prestaciones garantizadas”. Con estas palabras, comienza el FMI el resumen sobre su informe `El impacto financiero del riesgo de longevidad´.
El organismo presidido por Christine Lagarde ha hecho un exhaustivo análisis de los sistemas de pensiones públicos y privados y ha llegado a la conclusión de que se podría estar subestimando el incremento en la esperanza de vida, lo que provocará que cuando los trabajadores actuales comiencen a jubilarse, no haya suficiente dinero para pagarles.
El riesgo de longevidad: la raíz del problema que da origen al estudio del FMI está en el llamado “riesgo de longevidad”, es decir, que “la gente viva más de lo esperado”. Todos los gobiernos saben que el actual sistema público de pensiones será incapaz de hacer frente a sus obligaciones. Por eso, desde hace años se ha comenzado un proceso paulatino de recortes: se retrasa la edad de jubilación, se endurecen los requisitos para cobrar la pensión máxima, se reducen las prestaciones, etc…
Sin embargo, el FMI alerta de un hecho relativamente desconocido, es probable que los gobiernos estén subestimando el alargamiento en la esperanza de vida.
El coste: según exponen los autores de este informe, “las implicaciones financieras son muy grandes. Si el promedio de vida aumentara en 2050 en tres años más de lo previsto hoy, los costos aumentarían un 50%“.
Los efectos: el informe recuerda que aunque “los riesgos financieros crecen lentamente, podrían tener efectos negativos profundos en los balances [de los sistemas de pensiones], exacerbando su vulnerabilidad a otros shocks y afectado a su estabilidad financiera”.
La solución: el organismo propone una solución ya conocida, que combina “aumentos en la edad de jubilación y de las contribuciones a los planes de jubilación, con recortes de las prestaciones futuras“. Puede que algunos piensen que para este viaje no hacían falta estas alforjas. Esto es lo que han venido haciendo los gobiernos occidentales desde hace muchos años, reducen los derechos que habían asegurado que no tocarían y al mismo tiempo aumentan el dinero que los particulares tienen que pagar cada mes para sostener el sistema de pensiones.
La capitalización: curiosamente, en el resumen publicado este miércoles no hay una sola palabra acerca de la solución más obvia, permitir que cada trabajador vaya acumulando una bolsa de dinero que esté disponible cuando llegue el momento de su jubilación. Con este método de capitalización, frente al actual de reparto, sería mucho más sencillo afrontar el riesgo de longevidad.
Cada individuo iría acumulando un dinero y decidiría en su momento, cuándo puede jubilarse. Podría negociar con su entidad financiera qué prestación le corresponde, y lo haría en 2050, no necesitaría hacer extraños cálculos ahora sobre cuál será entonces la esperanza de vida. Evidentemente, la capitalización acabaría con los sistemas públicos y con el dominio político sobre las pensiones. Y eso el FMI no se lo plantea, al menos en la nota de prensa con el resumen.
Fuentes: Info Católica, Signos de estos Tiempos