martes, 17 de enero de 2012

Patrón de los animales.


 Mi Abuela Sabia 

Ellos nunca te abandonarían, tu tampoco lo hagas. Hoy se celebra a San Antonio, Patrón de los animales 
San Antonio Abad
Patrón de los animales
Este es uno de los simpáticos santos del santoral de la Iglesia: nuestro amigo Antonio Abad, en Catalunya también le llaman "Sant Antoni del Porquet " (San Antonio del Cerdito), porque siempre se le representa al lado de un cerdo. San Antonio Abad es el gran protector de los animales domésticos y de granja y también, como veréis, el primer fundador de la vida monacal. 
Los primeros años. Para empezar a hablar de San Antonio Abad, nos tenemos que trasladar a Egipto, cerca del Nilo y en el sur de la ciudad de Menfis, en un pequeño poblado llamado Queman, la actual Quaeman-el-Arous, allá por la segunda mitad del siglo III. A los 18 años aproximadamente, sus padres mueren y le dejan una gran herencia y la tutela de una hermana mucho más pequeña que él. Seis meses después de quedarse huérfano, Antonio entró en la iglesia de su pueblo y escuchó del sacerdote aquellas palabras del Evangelio que recitó Jesús: "Ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres y sígueme". Estas palabras conmocionaron a Antonio que dejó parte de sus tierras y posesiones a los más pobres, y la otra parte a una familia para que cuidaran de su hermana. A imitación de los ascetas, nuestro personaje se unió a un grupo de personas que estaban a unos kilómetros de Queman. Recuerda amigo/a cibernauta que los ascetas son aquellas personas que se imponen una vida austera y solitaria para conseguir la perfección y que renuncian a los placeres de la vida exterior.
En busca de la soledad. Pronto empezó la fama de San Antonio Abad por su interés en conocer las enseñanzas de aquel grupo de ascetas que estaban en las afueras de Quemán. Durante este primer tiempo, Antonio ya sufrió las tentaciones del mal que combatió con el ayuno y la oración. Come una vez al día, se pasa muchas horas de la noche rezando y siente la más profunda llamada a la soledad. Pero... dicha soledad era imposible, ya que con él convivían otras personas, por lo que al cabo de unos años decidió trasladarse al desierto. Allí encontró una cueva para residir en la más perfecta intimidad y soledad. Solamente mantuvo contacto en su primeros tiempos con un hombre que le traía comida cuando era estrictamente necesaria. Su forma de vida indujo a que muchas personas le fueran a ver, por lo que nuevamente nuestro amigo se encontró que la soledad que él buscaba le era imposible. De nuevo emigró a otro sitio más solitario, esta vez en Pispir, cerca de la actual ciudad de Luxor (antigua Tebas). Se instaló en un edificio arruinado, restos de una antigua fortaleza, decidiendo construir un muro para aislarse completamente del mundo exterior. Cuenta la historia, que en los primeros años tampoco habló con la persona que le arrojaba el pan por encima de dicho muro!. Nuestro amigo tenía en aquella época 35 años y corría el año 285 aproximadamente.
Consejero espiritual. En Pispir San Antonio Abad pasó 20 años sin interrupción. Aunque su idea era estar libre del mundo exterior, él mismo se dio cuenta que esto le sería imposible, ya que constantemente, y gracias a la fama que había adquirido, muchas personas subían a la montaña para explicarle sus dudas y problemas. Antonio decidió finalmente escucharlos y decidió con la ayuda de sus "fans" derribar el muro que él mismo había construido, convirtiéndose en un consejero espiritual. Durante 20 años Antonio dio alientos y esperanzas a todos los egipcios que se acercaban y muy pronto aquel monte se llenó de jóvenes ascetas que querían vivir como él. Nacía una primera comunidad de personas que querían vivir en común las enseñanzas de San Antonio Abad basadas en el Evangelio, lo que hoy conocemos como una comunidad religiosa o monástica. De esta etapa nacieron las tradiciones basadas en curaciones de enfermos y muchos otros milagros atribuidos a nuestro santo. Uno de sus discípulos fue San Atanasio, que en forma de discurso escribió: "Antonio enseñaba que la meditación fortalece el alma contra las pasiones y el mal, contra la impureza. Si viviésemos como si hubiésemos de morir cada día, no fallaríamos nunca. Para luchar contra el mal son infalibles la fe, la oración, el ayuno de los ascteas, sus vigilias y oraciones, la paz interior, el desprecio de las riquezas y de las glorias vanas del mundo, la humildad, el amor a los pobres, las limosnas, la suavidad de costumbres y, sobre todo, el ardiente amor a Cristo".
En el monasterio de Deir-el-Arab. En el año 311, cuando el emperador Maximino entró en Alejandría para perseguir a los cristianos, Antonio se presentó en la ciudad para estar al lado del pueblo y compartir con ellos aquellos difíciles momentos. Nuestro santo volvió a Pispir totalmente conmovido y aumentó su ascetismo, multiplicando los ayunos, durmiendo en el suelo... Pronto decidió trasladarse a otra parte para fundar otro monasterio. Invitó a un grupo de sus monjes a acompañarle y ordenó al otro grupo restante que se quedaran en Pispir para continuar la evangelización. Se trasladaron al monte Qolzoum, cerca del Mar Rojo. Allí encontraron un pequeño oasis y tierra para el labriego. Antonio decidió fundar en este lugar el monasterio de Deir-el-Arab. Los monjes siguieron llevando una vida ascética, pero al mismo tiempo orientaban a los peregrinos que se acercaban y los alimentaban con los productos de la tierra que ellos mismos trabajaban. La fama de San Antonio Abad, a pesar de que en aquellos momentos no existía ni televisión por satélite ni tampoco internet, llegó a todo el mundo oriental. Nuestro santo, aunque vivía en Deir-el-Arab, se retiró muchas veces al desierto durante varios días para estar más de cerca la soledad y en diferentes ocasiones visitó a su comunidad de Pispir para seguir enseñando a sus monjes.
Contra el Arrianismo. El monasterio de Deir-el-Arab sirvió también para acoger a muchos filósofos y pensadores cristianos que se acercaban para escuchar las enseñanzas de San Antonio. Nuestro santo fue un gran luchador contra los pensamientos de Alejandro Ario, que en aquellos momentos estaban de "moda". Recuerda que el Arrianismo era una corriente teológica que sostenía que Jesucristo no tenía parte divina, sino solamente humana. Según Alejandro Ario, Jesús era un semi-dios, pero no Dios. Dicha teoría fue rechazada en el Concilio de Nicea celebrado en el 325 que declaró que Jesús "es el Hijo de Dios y de la misma naturaleza que el Padre".
En el 355 San Antonio Abad decidió trasladarse a Alejandría para visitar a su discípulo Atanasio y luchar juntos contra el Arrianismo. Los dos impartieron conferencias en diferentes puntos de la ciudad y pueblos cercanos. Pero sólo lo pudieron hacer durante un año justo, ya que nuestro amigo Antonio fallecería el 17 de enero del 356.
Patronazgos y protecciones. San Antonio es por excelencia el patrón de los animales, tema que abordo en el próximo apartado, pero no olvidemos que lo es también de los cesteros y cepilleros, y que lo fue de los leprosos y que se le puede pedir auxilio contra las enfermedades cutáneas. Dice la tradición, que San Antonio, en sus pocas horas de tiempo libre se dedicaba a hacer cestas con cañas de juncos, por eso le invocan los cesteros. También se cuenta que durante la vida ascética, se cepillaba la ropa con unos cepillos que él mismo había elaborado a partir de cañas. Por esta razón lo invocan los cepilleros. Aunque nunca se cortó el pelo ni la barba, un poco presumidito si que lo fue, ya que siempre hacía uso de los cepillos para arreglarse el pelo.
Protector de los animales. En las estampas siempre se representa a Antonio Abad acompañado de animales domésticos, tal y como puedes ver en la foto que hay al principio de esta página: gallinas, burros, ovejas ... Y en las iglesias que veneran a este santo, encontramos su imagen al lado de un cerdito. Y es que ... Antonio fue un gran admirador de los animales, luchó por su protección en todo momento y sintió una gran pasión por ellos. Tal y como has leído, él se pasó toda su vida solitaria en el desierto donde tuvo que convivir con todo tipo de reptiles e insectos. Cuenta la tradición que le fue fácil familiarizarse con ellos y que no tuvo ningún tipo de problema. Cuando veía que un animal estaba herido lo curaba y se cuenta que llegó incluso a sacarle a un león la espina que tenía en una de sus garras.
Gracias al aprecio que sintió el santo, en muchas iglesias el domingo antes o después del 17 de enero (onomástica de San Antonio Abad) se bendicen a los animales. Dicha bendición se realiza fuera del templo con la presencia de periquitos, perros, gatos, hamsters, tortugas, caballos, ovejas, vacas y otros animales que han sido llevados por sus dueños. Esta tradición sigue viva en muchos sitios, pero últimamente hay sacerdotes que lo han dejado de hacer, posiblemente por su poca sensibilidad por los animales, o porque creen que dicha costumbre pertenece al pasado y que es una tradición anticuada y poco progresista. A todos ellos va esta pregunta: ¿Que hubiera sido del niño Jesús si en el establo no hubiera tenido a su lado al buey y a la mula que le dieron calor? Por el contrario, también cabe decir que muchas veces se hacen grandes desfiles de caballos por los pueblos durante dicha festividad y luego se dirigen a la iglesia para la bendición, cuando lo único que buscan algunas de estas personas es sacar a relucir su caballo para presumir. Y es que ... de todo hay en la viña del Señor! Te recuerdo amigo/a cibernauta que en El Ángel de la Web hay un apartado especial dedicado a la protección de los animales y la naturaleza. Pulsa aquí para visitarlo. Por cierto, hay muchas personas que creen que es San Francisco de Asís el protector de los animales, aunque también se le puede pedir auxilio, cabe mencionar que San Francisco de Asís es el patrón de la naturaleza y de la ecología.

Oración a San Antonio Abad para la protección de los animales.
Señor, te ruego que por intercesión de San Antonio Abad, tengas piedad de los hombres, que por ignorancia maltratan a los animales. Enséñales a que los amen como criaturas tuyas. Señor, ten piedad de los animales domésticos, que muy a menudo son entregados sin defensa alguna a la indiferencia y a la crueldad humana. No los dejes solos con sus penas. Señor Dios, ten piedad de los animales como el león, el tigre, el mono, el elefante y de otras especies que son capturados para ser llevados en circos o en zoos. Dales a todos ellos un refugio seguro en su hábitat. Señor, ten piedad de los animales de granja que crecen dentro de inhóspitos habitáculos, así como de aquellos animales que en los mataderos son sacrificados sin anestesia. Acógelos con su dolor. Señor, ten piedad de los animales de experimentación. Haz que cesen estas prácticas y sálvalos de su sufrimiento. Señor, tu que infundiste en San Antonio Abad un gran amor a la pobreza y al respeto de los animales, ten piedad de todos los animales que sufren y haz una sociedad más justa basada en el amor y la paz de todos los hombres. Amén.


Oración al Señor por mi perro (también es válida con cualquier otro animal doméstico)
Oh Señor, que suscitaste en San Antonio Abad la estima hacia los animales, haz que imite su ejemplo con mi perro y lo considere como uno más de la familia y que nunca lo abandone. Concédeme el don de la alegría espiritual y haz que el amor que cada deposita mi perro hacia mi, me sirva también para ser más honesto con el y con las demás personas de mi sociedad para hacer un mundo más justo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

El ejemplo de Antonio Abad.
 Nuestro santo nos puede servir muy bien de ejemplo. No se trata amigo/a que dejes tu casa, tus amigos y amigas, tu novio/a (pobrecito/a!) y te vayas al desierto a ayunar y a rezar. No!, tranquilo/a. Que ya se que te gusta mucho navegar por internet, tumbarte en el sofá y estar bien cómodo. No se trata de esto, porque de San Antonio Abad sólo ha habido uno, e imitarle de la forma que lo hizo es muy complicado. Imagínate estar en una cueva en pleno mes de enero!, con el frío que hace! Tenemos que buscar nuestro desierto en nosotros mismos, o sea rechazar totalmente aquello que nos estorba. Ponte a pensar ahora mismo en lo siguiente: el 17 de enero es la fiesta de San Antonio, fíjate casi una semana después de las fiestas navideñas. Párate a pensar en lo siguiente: cuántas cosas has comprado por Navidad que ahora no te sirven para nada, cuántas cosas has regalado que no han usado ... Estamos marcados por una sociedad de consumo cada vez más alarmante. Se da la curiosidad que muchos jóvenes y no tan jóvenes, los sábados por la tarde, en vez de pasear por su ciudad o de hacer una excursión por la montaña, quedan para pasear en un Centro Comercial!, que pasada!. Nuestro desierto está en rechazar aquello que no nos sirve para nada: ¿cuantas horas pasas delante del televisor viendo programas sin interés?, ¿sabes que este mismo tiempo lo puedes utilizar para leer un buen libro, para estar con tus familiares, con los que te rodean, para ver un acto cultural ...? Rechaza también tu mal carácter (si es que tienes!) y reconcíliate con aquellas personas que por culpa de una discusión ya no te hablan. Te recomiendo que te hagas una lista de aquello que no te sirve y que te quedes con lo más útil. Verás que en tu desierto vivirás mejor! También y siguiendo el respeto a los animales que infundió San Antonio, sería bueno que dejarás de comprar productos que experimentan con animales y lo más importante, no comprar nunca abrigos de piel.
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